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De ahora en adelante


Sus pasos descalzos terminaron entrando en la habitación. Qué hermosa imagen aquella, tan delicada, tan excitante, tan única; verla andar sin ropa siempre despertaba en él sus impulsos más primarios y prueba de ello eran los muchos bailes que habían compartido a lo largo de estos cuatro años.

Mientras caminaba de vuelta a la cama ambos dos se miraban, él deleitándose con el brillo de su piel, ella disfrutando sintiéndose deseada. Se paró justo en frente suya, sabiendo cuanto se divertía el chico desde aquella altura. Con cuidado, la besó al tiempo que hacía girar su cuerpo para poder cubrir de cariño la totalidad del trópico. La chica sonreía y se dejaba hacer cual bailarina. Cuando hubo terminado, de nuevo enfrentados, ella acarició su pelo para después levantarle el mentón y poder mirarle a los ojos. Bonito. Él volvió a besar su abdomen y esta vez una profunda inspiración acompañó el gesto. Le gustaba olerla casi tanto como besarla.

Continuando el juego, la chica se abrió de piernas para poder sentarse encima suya. Dos cuerpos desnudos en contacto, tan próximos como la física lo permite, excitados y llenos de pasión. La fricción del roce producía un calor sumamente placentero. Eres preciosa. Ella respondió besándole muy delicadamente, tanto, que resultaba irresistiblemente erótico. Pero sus labios no solo se saboreaban, también se cuidaban. Hacían todo lo posible por mimar esa fina y rosada piel.

Una vez se separaron, el azul de los ojos de la bella mujer volvió a cautivarle y, sin poder hacer nada más que bucear en el océano, simplemente, respiró. Soy muy feliz. Mucho. La chica le dedicó la más bella de sus sonrisas, aunque no agregó nada más intuyendo que las palabras tendrían aún más recorrido en el corazón de su compañero. Te lo he dicho muchas veces ya, pero te prometo que no puedo evitar expresar este sentimiento. En su mirada, ella pudo ver el sentir más profundo en busca de su igual. Los ojos del chico, que más bien hombre era, comenzaron a brillar.

Adoro tu cuerpo; sus formas, su tacto, su olor, su sabor. Eres muy bonita… Y yo soy un hombre muy afortunado, porque estás enamorada de mí, porque me miras como a nadie más y porque tu felicidad busca la mía... Y me encanta que al mismo tiempo seas tan independiente, tan tú misma, tan mujer. Desprendes magia y eres capaz de darle la mejor de las formas según quieres. Por no hablar del sexo…, la chica dejó escapar una sonora carcajada. Debería estar prohibido ganar un partido en menos de diez segundos. Ella continuaba desparramada de risa. ¿Y esa sonrisa? ¿Qué se puede decir de ella? Que a mí también me hace sonreír, que quiero besarte cuando asoma.

La actitud de las palabras moduló el peso del momento. No era uno más, la noche de hoy era especial y bien sabía ella la importancia que atesoraba para su pareja. Lo cierto es que ambos recordarían siempre aquellas notas nocturnas. Hablar contigo de filosofía, de arte, del mundo, de sus posibilidades e ideas; siempre desde el respeto y la empatía, desde el cuidado. Juntos descubrir, aprender y crecer…

El rostro de ella era todo un poema. Lágrimas alegres resbalando por sus mejillas se diluían en una sonrisa a cambio de un llanto. Un nudo en la garganta que simplificaba todo el sentimiento que sentía hacia él.

Me enamoré de ti nada más entraste en aquel bar, me bastaron treinta segundos para saber que un nuevo camino se presentaba ante mí. Aquella noche imaginé que serías la mujer de mi vida… Y así ha sido... De ahora en adelante nuestras vidas caminarán parejas. Esta noche nos une para siempre y no puedo sentirme más feliz por ello.

Los dos adultos se miraron entregándose por entero al otro. Vamos a ser padres, le susurró ella mientras se secaba los ojos. Tendremos un panecito salado aquí, entre nosotros, respondió él. ¿Te imaginas cómo nos mirará? ¿Cómo nos amará incondicionalmente? Tornasen realidad los sueños en boca de la futura madre y un despliegue de formas y colores inundara la habitación. Nos imagino a los tres debajo de la cama escondiéndonos de alguna de las abuelas. Imagino las aventuras que nos aguardan, los piratas, los buenos, los malos, los novios, o las novias, las peleas y los Te quiero. Y en todas ellas imagino tu sonrisa de satisfacción y tu bonita mirada de comprensión.

Enamorada del amor, únicamente había espacio para un Te amo, amor. Y sus yemas acariciaron tiernamente la mejilla del chico. Recogiendo su caricia, feliz, esta vez fue él quien le robó un beso de los labios.

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