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Fugaces


Creemos que tenemos el poder, el control de nuestra vida, de nuestros actos y de todas nuestras pequeñas decisiones. ¿Es verdad?

¿Quién lo sabe?…No lo sé… Nadie lo sabe. Podemos intuirlo, podemos creerlo, pero nunca lo sabremos… es el misterio de la vida, es su jugo y su veneno. Cada uno de nosotros busca completarla, completarse, y solo unos pocos lo consiguen, el resto se ve sometido. Deberes, morales, obligaciones, éticas… Son nuestro talón de Aquiles, nos suponen el cumplirlos y el no cumplirnos.

Somos muy pequeños, insignificantes al resto del universo que destella y luce componiendo milagros con su batuta de director. O eso creemos. Miramos al cielo y nos aplasta su profundidad y fuerza, tenemos demasiadas creencias ahí arriba que nos condicionan fuertemente aquí abajo. No nos damos cuenta de que no necesitamos más que a nosotros mismos para alcanzar esa felicidad que tanto deseamos. La felicidad es algo muy sencillo y no necesita de ningún permiso o licencia. Reside en todos nosotros, en todas las cosas que nos rodean, esperando que las toquemos y el tocarlas, indudablemente, no supone un pecado sino un placer. Una inmensa sensación agradable que nos dibuja una infinita sonrisa en la cara… Nuestro problema es el no darle importancia y sustituirla por excusas banales que nos sumergen en nuestros miedos.

En realidad, solo una pequeña parte de los humanos es capaz de apreciar esta postura y entenderla, estos son afortunados, ya que “disfrutan cada instante como si fuera el último”…

Pero, hay una pregunta más, y si, tal vez, esos instantes, esos momentos mágicos que amamos, no fuesen reales, sino sólo una ilusión…

Oscuro

Fogonazo de luces acompañado de sonido.

Habitación blanca con iluminación clara. Paredes perfectamente lisas. En medio de ella hay un hombre.

Este abre paulatinamente los ojos, intentando que la gran cantidad de luz que hay no le queme las pupilas.

…………….¿Qué?....¿qué coño?...¿Dónde estoy?....Esto….. No puede ser ¿Cómo he llegado aquí?

No puede efectuar un solo movimiento. Apenas un solo pensamiento, sus ojos están débiles, sus músculos atrofiados y su respiración…, es demasiado pesada. Todo es extraño. Su cabeza dolorida le sugiere ideas extrañas y la vida que antes era suya ha dejado de guardar relación con este lugar y todo lo que a él concierne.

Ruido de apertura micrófono.

Aurio: (A través del micrófono) Hola Carlo, ¿cómo estás?

Silencio.

Carlo: ¿Dónde estoy?

Su cuerpo sigue sin responder. Todo a su alrededor es demasiado perfecto para ser real.

Estoy soñando. No, pero no estoy soñando. ¿Dónde estoy?

Aurio: Creo que ya estás mejor. Aunque estás realmente pálido. Es normal, estás confuso. Estás muy cerca de la República de Saja, Rusia, a unos cuatrocientos kilómetros. Estás en un complejo de entidades dedicadas al avance y desarrollo humano y externo.

¿Cómo, qué…? ¿En Rusia? No puede ser verdad. Es imposible.

Carlo: ¿Con quién hablo?

Ruido de desconexión de micrófono.

Ruido de apertura de puerta mecánica.

Unos pies. Una sombra, que realmente no es una sombra, sino un acto involuntario del hombre de añadir oscuros a todo lo que recibe luz. Algo blanco, todo blanco, sin formas determinadas, solo blanco, puro, se diría que no es un color. De igual manera que le asignamos sombra sin realmente tenerla, lo catalogamos de blanco cuando en verdad no lo es. Su cuerpo se extiende hacia arriba y arriba, nunca acaba; aunque es cierto que no debe de medir más de metro ochenta, su cuerpo se prolonga de tal manera en el espacio que es imposible mirarle el rostro.

¿Quién hay ahí? ¿Quién eres? ¿Porqué no me enseñas tu cara?.....................

¿Qué está pasando?

Es inmenso, abarca toda la habitación, da y recibe luz de la misma, estrella y planeta todo unido. Sería imposible acertar diciendo sexo, ya que es perfecto, no presenta debilidad alguna. El otro hombre a su lado recuerda el fracaso, la bajeza, el descaro, lo vulgar, lo humano…

Aurio: Hablas conmigo. Soy Aurio. ¿Qué tal?

Le cede la mano a la vez que el aire le cede la respiración. Sus dedos se extienden y sin tocarle, le roza.

¿Quién es este hombre?... ¿Dónde estoy, Dios?

El otro se dispone a estrechársela y cuando cree que lo ha hecho, no ha empezado a hacerlo. No hay razón para no hacerlo, pero es completamente imposible.

Carlo: ¿Qué hago aquí?

Aurio: Bueno, realmente es algo confuso Carlo. Estás aquí por un fallo de funcionamiento. No has accionado como debieras y eso supone un problema, tanto para ti, como para nosotr…

Carlo: ¿Cómo que un fallo de funcionamiento?

Aurio: Un error en tú realización.

Silencio.

Aurio: Digamos que has obrado mal y por eso estás aquí.

Carlo: ¿He obrado mal?... No. No he obrado mal, están equivocados, no he cometido ningún delito, ni estoy en ningún asunto negro. Están equivocados.

Aurio: No lo estamos.

Silencio.

Aurio: No estás aquí por haber cometido un delito, ni por estar en asuntos negros... No tiene nada que ver. No alcanzas a imaginar de qué estoy hablando. Verás Carlo, nosotros trabajamos por el bien común, por el bien de la humanidad, pasada, presente y futura. No somos policías, ni el FBI. No somos políticos, ni tampoco patronos, ellos están contigo. Nosotros…, nuestro objetivo siempre ha sido un objetivo correcto y puro…

Carlo: Entonces, ¿por qué estoy aquí?, ¿quiénes sois? y ¿qué queréis?

Silencio.

Aurio: …………………………Es divertido, tendrías que verte la cara. Todo lo que tú consideras certero, todo lo que tú asemejas a la verdad, degustas y tocas, lo hemos creado nosotros. Las modas, las tradiciones, las diferentes culturas, la religión. Tú atracción por tu mujer, tu amor por tu hija… y a ti…

……….. ………………………………. ……………… ……………… ………………. … ..

………¿Mi hija?... ¿Mi mujer?

Carlo: Mi hija, mi mujer…

Aurio: Están bien. No saben nada de esto.

Silencio.

Miedo, terror, angustia, fantasía y dolor son algunas de las emociones que recorren al hombre.

Soy un hombre.

Carlo: No sé quién eres, no me importa quién seas, pero quiero decirte algo. Esto no está bien, estás jugando conmigo, no he hecho nada, trabajo, pago mis impuestos, soy un buen ciudadano… Por favor.

Silencio.

Hay veces en la vida que sabes que realmente sabes, no es ilusión, es realidad, eso creemos. Pero, y si no es así, ¿qué nos queda…? El agua del rio corre, el árbol se mueve, el tigre caza, la madre cuida del niño. Todos son momentos reales en una realidad inventada.

Aurio: ¿En que trabajas Carlo?

Carlo: Trabajo en el cuerpo de bomberos. Soy un simple bombero, de verdad. Deben de haberse equivocado. Por favor, comprueben lo que les estoy diciendo. Trabajo en el treinta y siete del Boulevard Masséna. Pregunten por mí… Déjenme llamar a mi familia. Les estoy diciendo la verdad… no les miento.

Conmigo no tiene que aplicar esos juegos psicológicos, no soy la persona que buscan.

Aurio: ¿De verdad?

¿Por qué me mira así?, no me creen. Pero sí es verdad, me van a asesinar, o a torturar o cualquier cosa, y soy inocente…

Aurio: Dime algo, ¿no te resulta extraño que siempre seas el primero de tu compañía? Nunca te fatigas y nunca te has herido. Eres capaz de predecir con certeza la dirección, la extensión, la profundidad y la consistencia del fuego, cuando tus compañeros solo lo intuyen. Has sido siempre el primero en todo, ¿me equivoco?

Carlo: …………..Te equivocas.

Aurio: Estás creado para no fallar. Eres perfecto. Hace ya algún tiempo, una de nuestras máquinas espaciales tomó tierra en uno de los planetas de la galaxia proteica, a unos setenta mil millones de años luz. Allí descubrimos una composición orgánica que en sintonía con el humano genera una mezcla inigualable de potencia... Sí Carlo, conocemos el total del universo, el total del todo…………………………………………. ¿y quieres saber algo?, no hay nadie más. Estamos solos.

Solos

Silencio.

Carlo: Hoy me he levantado y he besado a mi hija. Juro por Dios que eso era real.

Aurio: No hay dioses Carlo.

Carlo: ¡Era real!, ¡la amo y eso es real! ¡Amo a su madre! He vivido millones de momentos preciosos, increíbles, llenos de vida. Puedo oler las flores, ¿sabes?, y me gusta como huelen, disfruto oliéndolas, ¿eso es mentira?

Silencio.

Aurio: No es real.

Carlo: ¡Mentira!

Y como si de un rayo se tratara, Carlo se lanza puño en alto hacia el cuerpo de Aurio. Pero………… …… ………,

¿Qué? No…… No puedo…. Controlar.

Ya no es dueño de sus movimientos. Su cuerpo se mueve sin ser él quien lo estimule. Lo intenta, pero no puede. No puede.

Carlo: ¿Qué soy?

Aurio: Sois fugaces. Sois una composición treinta por ciento proteica y setenta por ciento humana. Os creamos para mantener un control directo sobre el resto de la población. Desde vuestra unión proteica, adquirís una energía muy potente y por ello es necesario controlarla. Todas tus acciones y pensamientos necesitan ser dosificados, sino podrían ser peligrosos. Por esa razón, estamos obligados a definiros desde vuestro nacimiento hasta vuestro apagón.

Carlo: ¿Quieres decir que…?

Aurio: No es casualidad que supiera lo de tu mujer e hija.

Una profunda obscuridad recorre toda la habitación, se cierra todo, se acaba el oxígeno, Carlo, Carlo, Carlo……….

Esto……………….

Carlo: ¿Por qué estoy aquí?

Aurio: Ya te he dicho que tuviste un fallo en tu funcionamiento.

Carlo: ¡¿Qué fallo?!

Silencio.

Aurio: Pensaste. Y eso significa que tu organismo podría alcanzar una categoría desmesurada, siendo entonces un problema para todos nosotros. Por esa razón, hicimos un borrado de tu memoria cercana y te trajimos aquí.

Silencio.

Destello

Apagón

…Hay momentos en la vida, solo pequeños instantes, apenas apreciables dada su fugacidad, en los que se nos para el corazón, deja de latir, morimos… Para después volver a nacer y llorar, derramar lágrimas y consumirnos poco a poco en ellas; sensaciones, miedo, terror, dolor, amor, muerte, vida.

Podía ser real, y podía no serlo… Toda una vida, y ahora se apaga.

Carlo: Pensé… Entiendo.

Somos dos, en uno… Le doy gracias por cada momento que he vivido, los dos. Pueden no ser reales, pero ¿qué es real?...

¿Hablamos los dos juntos? ¿Pensamos juntos?... Seguro que tú me podrías dar una respuesta, tendrás respuestas para todo. Pero de lo que estoy seguro y de eso no necesito confirmación, es de que amamos juntos. A lo mejor es por eso que tenemos tan buen gusto…

Me levanto cada mañana y me digo soy feliz, no me pregunto si será real o no, sólo que soy feliz. Cuando miro a mi hija dormir, una sensación de calor recorre todo mi cuerpo y me hace sentir seguro. Si rio, sólo rio. Si lloro, lloro… Y cuando miro las estrellas, pienso en que hay algo más. Son parecidas a nosotros, brillan cuando son felices y dan calor a sus seres más cercanos.

Yo creo en ellas y creo en nosotros. Son mi realidad… La tuya es soledad y lo siento por ti.

Silencio.

Aurio: Yo no me creo real, lo soy. Es una gran diferencia Carlo.

Carlo: Lo es para ti. Para mí la realidad es tu mentira, vivo en ella y en ella soy real. Tú vives en un mundo en el que estás solo, en el que no puedes amar, porque sabes que es una ilusión. Tú la has creado.

Aurio: Me alegro que te guste todo lo que hemos creado para ti. No es fácil, pero queremos que sea lo más perfecto posible, aunque en él siempre haya de haber injusticias y miserias que permitan que la pirámide no se derrumbe. Ese es tu caso.

Silencio.

Carlo: Yo soy ese caso… ¿qué va a pasar?

Aurio: Serás apagado.

La vida es eterna hasta que deja de serlo. Te la dan y te la quitan, tú estás obligado a disfrutarla, a vivir cada instante antes de que se vaya. Sólo tomarlos...

Creemos en verdades, en dioses. Buscamos más allá y no encontramos nada, y cuando lo encontramos, no existen, o no existimos nosotros.

¿Vivir en la ignorancia o vivir solo?

Carlo: ¿Qué sentido tiene todo esto?

Aurio: Si no hubiera sido así, la raza humana habría acabado por autodestruirse. Somos así, es una realidad.

Silencio.

Carlo: Somos así, pero somos. Ahora no somos… Nos habéis dibujado y coloreado a vuestro placer, habéis hecho de nosotros una raza dominada, que de igual manera se destruye a sí misma. Pensáis que estamos condicionados a la destrucción y por eso nos doblegáis, pero en lo que no habéis caído es, ¿y si no fuera así?, ¿y si juntos, todos unidos, hubiéramos conseguido burlar nuestro destino? Es cierto, podemos ser malos, podemos ser buenos, podemos actuar bien o podemos actuar mal, pero eso es lo bonito.

Cuando has entrado, no podía mirarte la cara, no podía. Ahora lo hago. No tengo miedo.

Deberías ver las maravillas que hay en la Tierra. Verlas, oírlas, tocarlas, olerlas, gustarlas… Aprenderíais que todas las maravillas del universo que tú conoces, residen aquí… Aprended, aprended de ellos. Son fantásticos. ¿Qué sentido tiene?

Silencio.

Aurio: Te sorprenderás, pero verdaderamente… no lo sé.

Silencio.

Carlo: ¿Por qué me has contado todo esto?

Silencio.

Aurio: Porque yo también soy humano.

Somos como somos y pensamos como pensamos. La luz se apaga y con ella se va una vida. Una vida, miles de ellas, un planeta, universo, el todo, la nada.

Fugaces, todos.

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