Desde su constitución como partido, Podemos ha sido un icono de referencia en lo que a marketing de imagen se refiere. Su discurso perfectamente dirigido y su ideario social han generado un índice de respuesta altísimo, rara vez visto en la historia de la democracia española y, potencialmente, muy dañino para las estructuras de poder existentes.
Es conocida por todos la polvareda que ha despertado el caso Monedero. Son muchas las lagunas y, consecuentemente, acusaciones que se han ido sobreviniendo durante estos meses y poca la información lúcida competente a la resolución del problema. Primeramente, es importante destacar que muchas de estas incriminaciones, lamentablemente algunas de ellas encabezadas por medios informativos de probado valor, responden a intereses externos al propio componente periodístico-informativo y no tienen otro objetivo que la desestabilización de la fuerza política. Esto no excluye la falta de información veraz y contrastada aportada por el partido, y de ninguna manera, la evasiva como respuesta.
Varios son los puntos negros del proceso, pero hay uno de ellos que cobra especial relevancia: la tributación a través del Impuesto de Sociedades (a título de empresa) y no del IRPF (bajo concepto de persona física). La cuantía impositiva a pagar por Impuesto de Sociedades es del 25% del total, mientras que la facturada a través del IRPF es del 48%. Es evidente la diferencia en el importe a pagar y precisamente de esta disparidad surge el enfrentamiento.
Desde sus textos fundacionales, hasta sus últimos discursos en televisión, Podemos ha abanderado la idea de transparencia, haciendo de ella su dovela de acción. De igual manera, siempre ha defendido la imperante necesidad demócrata de ajustar al marco legal impositivo a todos los componentes del sistema para que de esta manera la carga social se distribuya lícita y proporcionalmente. Pero, ¿es legítimo constituir una sociedad cuando el trabajo a realizar puede hacerse a título personal?, ¿constituir una empresa para de esta manera pagar menos impuestos?
Personalmente, creo que el ideario propio no implica la inadecuación al sistema. El marco legal en España, por desgracia, permite a través de argucias fiscales evitar cargas impositivas altas, consiguiendo así un mayor margen de beneficios. Esta es la legislación española y hoy son muchas las empresas y personas físicas que se aprovechan de ella. Muchos son los grandes capitales que apenas cotizan, eludiendo así la contribución social. La ley lo permite. ¿Y nosotros?, ¿el ciudadano medio?, ¿nunca hemos utilizado estrategias legales que nos hayan permitido pagar menos impuestos o liberarnos de determinados pagos?, ¿nunca hemos recurrido a estratagemas de este corte por social y comprometida que pueda ser nuestra ideología? Pues yo sí, lo que no implica que si tuviera la oportunidad de cambiar el marco legal para que todos, y particularmente señalo a aquellas grandes corporaciones que apenas contribuyen, tuviéramos que tributar justa, proporcional y legalmente, lo haría.
Esta premisa, a mi entender, deja de ser válida cuando en tus manos se encuentra la posibilidad del cambio real. Nosotros como ciudadanos no tenemos potestad para intervenir en el marco legal, sí para manifestarnos por ello y pedir su reforma, pero nuestra posibilidad de intervención real es inexistente. Un político que directamente tiene el poder para mediar en este marco ha de trabajar por la reforma legal y obrar en consecuencia, porque este sí tiene una responsabilidad real para con su pueblo.
Juan Carlos Monedero constituyó la empresa en 2013 y Podemos se constituye como partido político en 2014, lo que señala que en el momento de crear la empresa no ostentaba ninguna responsabilidad política. Cuando eres ciudadano hablas por ti, cuando eres político lo haces por un colectivo, desde un ideario y bajo una responsabilidad de poder. Creo que los ciudadanos no somos “malos” por adaptarnos a una realidad determinada, simplemente sobrevivimos como lo hacen el resto de piezas del tablero, pero un político tiene la posibilidad directa de cambiar esta realidad y, por tanto, su posición es distinta.
¿Dónde está entonces el problema? A mi entender, en el tratamiento de la información. Considero que han intentado vender un producto creyendo que no pediríamos el recibo, y eso es un error. Si como ciudadano individual llevaste a cabo estrategias fiscales para evadir impuestos, reconócelo, no lo camufles con evasivas o segundas respuestas. Reconoce que, dentro de la legalidad de las leyes, utilizaste alternativas que te permitieron incrementar tus beneficios. Yo lo hago ahora y todos deberíamos hacer este ejercicio para evitar demagogias e interpretaciones sesgadas. Podemos no lo ha hecho y, peor, lo intenta velar. Esto es ser casta.
Tal vez, la solución pase por afrontar los actos con valor, decencia y sin máscaras. Tal vez, Monedero deba someter a valoración popular su continuidad en el partido. Y tal vez, los principales miembros de Podemos que tanto han disfrazado la verdad deban pedir disculpas y replantearse el camino que quieren seguir. Es difícil afrontar una derrota, pero para salir de ella la única alternativa es reconocerla. Adelante.